La nueva ley que está en proceso de elaboración en el Ministerio de Igualdad recoge sustanciales mejoras para el colectivo de personas trans, que se están reclamando desde hace más de 50 años.
Los artículos más importantes son los relativos al Derecho a la Autodeterminación de Género y a la Despatologización de la Transexualidad, derechos que recogen los principales organismos internaciones como un Derecho básico, en el marco del libre desarrollo de la personalidad.
En la actualidad muchos países como Argentina, Chile, Dinamarca, Malta o Bélgica ya han promulgado leyes permitiendo la Autodeterminación de Genero pura y simple en base a la identidad sentida de las personas, de su libre voluntad y su plena autonomía, con gran aceptación por parte de la mayoría de la sociedad y amplio consenso entre las fuerzas políticas. Se trata de Derechos Humanos, de Derechos constitucionales de los que no se puede privar a una parte de la población. De la no discriminación por razones de genero u orientación sexual.
En este siglo XXI donde la sociedad ha avanzado tanto en reconocer y defender los Derechos Humanos y por ende de todos los colectivos vulnerables, uno de los cuales es el colectivo de personas transexuales, no se pueden mantener discriminaciones basadas en creencias adquiridas que limitan la libertad del resto de las personas, ni en el miedo de una parte de la sociedad hacia un colectivo que no conocen bien por haber sido marginado durante décadas en base a prejuicios y estereotipos negativos, negándoles una integración social y el derecho a una educación y trabajo dignos.
La transexualidad no es una enfermedad, no es una patología, existe desde el nacimiento de la humanidad, en todas las sociedades, culturas y razas. Y en muchas de ellas no solo se ha aceptado, sino que a las personas transgénero se las tenía un gran respeto y se las consideraba una parte muy importante de ellas, por poseer la sabiduría y la sensibilidad de los dos géneros. Por esta razón en las tribus de Samoa a las mujeres trans se les encomendaba la educación de los niños.
La transexualidad consiste simplemente en que una persona no esté conforme con el género y el rol social que se le ha asignado al nacer por tener unos genitales u otros. Y como todos tenemos el derecho a ser lo que queramos ser y a hacer lo que queramos con nuestra vida, es un derecho básico el elegir el género con el que queremos relacionarnos, vivir y manifestarnos.
No se puede limitar esta libertad individual, este derecho a ser de cada persona dejando en manos de los psicólogos y los jueces quien puede ser o no mujer u hombre; no pueden limitar la libertad de una persona en base a criterios subjetivos, marcados por la educación recibida, sus creencias y normas que van cambiando con el tiempo según la sociedad va avanzando en la aceptación de la diversidad.
Y por supuesto, el género no puede estar definido por la genitalidad. Es mucho mas que eso, es una serie de comportamientos sociales, del sentimiento interno de una persona, de tu relación con el mundo.
Se argumenta desde algunos colectivos tránsfobos, reaccionarios y opuestos a esta Ley, que quieren mantener una sociedad patriarcal y machista; que algunos hombres pueden aprovecharla para autodeterminarse como mujeres y cometer violaciones en los vestuarios femeninos, o entrar en los servicios públicos o librarse de penas mayores por ser mujeres por determinados delitos de violencia de género. A parte de que es poco creíble que ningún hombre capaz de cometer estos actos contra una mujer fuera capaz de esto (puesto que son personas que no respetan a las mujeres e iría contra sus creencias machistas), ningún juez rebajaría una condena en esta situación, y quizás hasta constituyera un agravante. La ley además tiene que ir destinada a proteger los derechos de la mayoría y no por que pudiera haber algún abuso puntual aprovechándose de esta y otras leyes, castigar y limitar la libertad y los derechos de un colectivo tan numeroso como las personas trans, cuando debería favorecer su visibilización e integración social. Se debe perseguir el abuso, pero no hacer pagar por ello a las personas mas interesadas en que esto no se produzca.
El proceso de transición, adaptación y autoaceptación de una persona transgénero es muy duro la mayoría de las veces. En este camino muchas mujeres trans, sobre todo, no aguantan y llegan al suicidio por las vejaciones, discriminaciones e incomprensión de la sociedad. Muchos de ellos se pueden evitar con esta Ley, dado que acorta enormemente los plazos para poder tener una documentación acorde con el género que sientes y con el que quieres vivir, sin que nadie te llame en público por un nombre que te ponga en evidencia, y te hace a veces ser objeto de burlas o agresiones. Actualmente este trámite dura más de 2 años y requiere de un informe psicológico y una decisión judicial, que en muchos juzgados se puede hacer eterna o ser rechazada por la simple voluntad de una persona.
En conclusión, esta Ley es muy necesaria y urge su aprobación y sobre todo su aplicación, para acabar con la discriminación que las personas trans siguen sufriendo; que se pueda elegir y vivir con el género sentido de una persona, facilitando los trámites para evitar el sufrimiento de muchas mujeres y hombres transgénero, y que nos podamos integrar plenamente en la sociedad, conseguir un trabajo, recibir una buena educación.
Tenemos muchas cosas buenas que aportar a la sociedad. Una sociedad cuanto más tolerante y diversa es, más avanza. Y cuanto más libres y visibles seamos en la calle, en el trabajo, en las escuelas, en las instituciones públicas más personas se darán cuenta que somos personas como los demás, con nuestros anhelos, ilusiones, ganas de vivir y relacionarnos desde el respeto y la buena convivencia.