Hace cuarenta y siete años, no existía motivo alguno para creer que aquellos sucesos acaecidos en un pub neoyorkino, llegarían un día a formar parte en la larga historia por la lucha de los derechos civiles; no existía motivo alguno para pensar que despertarían la conciencia personal y suscitarían la indignación de miles o millones de ciudadanos ante la discriminación que sufren las mujeres y los hombres homosexuales. Cuarenta y siete años después, algunos de aquellos primeros activistas se han convertido por propio derecho en héroes y heroínas homosexuales a quienes a menudo homenajean en congresos, conferencias, jornadas y celebraciones relacionadas con la diversidad sexual. Stonewall es mucho más que un hito o un indicativo kilométrico en el largo y tortuoso camino hacia el progreso de hombres y mujeres homosexuales. Se ha convertido en un símbolo de la capacidad colectiva e individual para edificar nuestra comunidad y para vencer a ignorantes y malvados adversarios. Cuarenta y siete años después, han surgido nuevos enemigos – Richard Cohen o el asesino de Orlando- , que sustituyen a los que ya habían sido derrotados, detractores recientes que están decididos a enviar a miles, más bien millones de personas al armario de la opresión o a la muerte, que pretenden quitar la luz a millones de hombres y mujeres homosexuales a quienes intentan hacer creer que no son dignos de amarse a sí mismos ni de amar a otros.
Stonewall nos ha ayudado a creer que podemos adelantar a nuestros rivales en la carrera de intolerancia y ayudar a tantos jóvenes y no tan jóvenes a palpar la oscuridad en busca de un interruptor que ilumine el interior de su armario; que cada uno de nosotros podemos partir como favoritos en la lucha por la igualdad social y vencer en los Juegos Olímpicos de la Humanidad.
En defensa de la libertad LGTBIQ+
July 2, 2016
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Fundación 26 de Diciembre- Para eliminar
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